No sé cuándo me perdí. No sé cuándo deje de ser aquella chica sonriente que intentaba ayudar a cualquiera que lo estuviera pasando mal. Y ahora a la única que tienen que ayudar es a mí. No sé cuándo perdí las ganas de salir, de divertirme, de reír. Que ahora lo único que me apetece es quedarme sola en casa viendo películas o series o leyendo un libro y comiendo de todo -menos cosas sanas-.
No sé cuándo empecé a contar los días hacia atrás y no hacía adelante.
No sé cuándo me empecé a odiar y cuándo dejé de quererme (o quizá es que nunca he llegado a quererme), no sé. No sé nada o tal vez lo sé todo pero prefiero hacer como que no.
NO LO SÉ. Lo único que sé es que necesito a alguien que me ayude a encontrarme, que me devuelva las ganas de vivir, de salir, de reír. Necesito a alguien que me diga ''todo va a ir bien'' y consiga creérmelo. Necesito que alguien se quede a mi lado sin hacer absolutamente nada, pero acompañándome. Necesito a alguien que me haga sentir bien y con quien olvidarme de todos los complejos y problemas. Necesito a alguien que mate monstruos por mí (aunque aquí el único monstruo soy yo). Necesito que alguien me diga:
''déjame quererte hasta que aprendas a quererte a ti misma'' porque yo sola no puedo. Tal vez sea demasiado complicada para que alguien sea capaz de hacer todo esto por mí. Tal vez mi destino sea vivir perdida sin poder encontrarme. Y sola, por qué nadie querría estar con alguien tal mentalmente desequilibrada y rota como yo.
(Imagen cogida de 'We heart it'.)
Pero no sé. No sé, no sé, no sé.